Apiñamiento dental: ¿cómo corregirlo?
Corregir el apiñameinto dental es posible mediante un tratamiento de ortodoncia, pero el proceso cambia según la edad y la gravedad del caso.


El apiñamiento dental es una de las malposiciones más comunes y es muy frecuente ver a niños con ortodoncia debido a esta razón.
Aunque se asocia normalmente a la infancia, lo cierto es que hay personas adultas que también presentan los dientes montados.
En cualquier caso, el tratamiento adecuado es comenzar una ortodoncia que permita alinear la dentadura y hacer que cada diente ocupe su lugar en la arcada.
Es importante corregir este problema pues, aparte del factor estético, el apiñamiento afecta muy negativamente a la salud bucodental y a la funcionalidad de nuestra boca.
¿Qué es el apiñamiento dental?
El apiñamiento de dientes es una alteración en la posición de las piezas en ambas arcadas, tanto superior como inferior.
Su origen se encuentra en la falta de espacio, situación que se puede explicar debido a diferentes causas:
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Maxilar o mandíbula demasiado estrechos.
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Dientes de un tamaño superior al adecuado con respecto a la amplitud del hueso.
Tipos apiñamiento dental según su origen
En función de qué haya causado el apiñamiento dental, se distinguen tres maneras de referirnos a este problema bucal:
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Apiñamiento primario
Se da cuando los dientes montados son fruto de la herencia genética, habitualmente porque tiene algún antecedente familiar con esta malposición dentaria.
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Apiñamiento secundario
Este tipo de malposición tiene su origen en malos hábitos dentales o en la pérdida prematura de los dientes de leche.
En el primer caso, costumbres como chuparse el dedo o usar mucho tiempo el chupete afecta negativamente a la correcta erupción de las piezas.
Pero, además, si las piezas temporales se caen antes de tiempo, pueden provocar que los dientes adyacentes se desplacen para ocupar su lugar, quitando espacio a la definitiva.
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Apiñamiento terciario
No es el caso que se da con más frecuencia, pero en ocasiones es posible que la erupción de las muelas del juicio o cordales afecte al resto de piezas.
Generalmente, cuando estos molares no cuentan con el suficiente espacio como para salir quedan retenidos en el interior de la encía y es necesario extraerlas.
A lo largo de su vida, una misma persona puede padecer un apiñamiento que responda a diferentes causas.
¿Hay diferentes grados de apiñamiento?
Como sucede en todas las maloclusiones dentales, no todas las personas presentan la misma gravedad.
Así, encontramos diferentes grados de apiñamiento que influyen en la manera que afecta a nuestra boca, así como en la dificultad de abordar el caso.
Hablamos de apiñamiento leve cuando el espacio que falta en la arcada es menos de 3 milímetros.
Si se requiere entre 3 y 5 milímetros, hablamos de un caso moderado y, por último, estamos ante un apiñamiento severo si se necesitan más de 6 milímetros.
El apiñamiento dental es consecuencia de una falta de espacio en las arcadas, por lo que las piezas no pueden salir en su lugar adecuado
¿Cuáles son las consecuencias de esta malposición?
La principal consecuencia del apiñamiento parece que responde a un factor estético. Y es que se trata de un problema que resta armonía al rostro.
Pero más allá de este aspecto, lo cierto es que contribuye en gran medida a la aparición de caries y enfermedades periodontales.
Ya hablemos de apiñamiento dental en niños o en personas adultas, en todos los casos resulta mucho más complicado llevar una higiene bucodental adecuada.
Los dientes montados impiden que podamos llegar, incluso con hilo dental, a todos los recovecos de la boca y a los espacios interdentales.
Como consecuencia, las bacterias proliferan en la cavidad oral, originando problemas de halitosis -mal aliento-, caries y sarro.
En última instancia, y si no se pone remedio al problema, el paciente experimentará problema de inflamación de encías (gingivitis) y posteriormente periodontitis.
Además, el apiñamiento genera problemas de oclusión, pues si los dientes no están en su posición adecuada, no encajan adecuadamente sobre sus opuestos.
Por ejemplo, si estamos ante un caso de apiñamiento dental inferior severo, casi con toda probabilidad el paciente no podrá cerrar la boca correctamente porque las piezas chocarán.
Esta situación deriva en problemas masticatorios y crea tensiones mandibulares que pueden transmitirse a la articulación temporomandibular (ATM).
Por último, siendo una de las consecuencias que aparecen más a largo plazo, encontramos el desgaste del esmalte dentario.
¿Cómo corregir el apiñamiento dental?
Como decíamos anteriormente, el tratamiento para solucionar los dientes montados es pasar por una ortodoncia.
Sin embargo, no será igual en todos los casos: el dentista debe valorar el grado de apiñamiento, la edad del paciente y el origen de la malposición.
Tratamiento para el apiñamiento dental en niños
Durante la edad de crecimiento, aproximadamente hasta los 11 años, aún es posible intervenir en la posición, forma y tamaño de los huesos de la boca.
De esta forma, en caso de que el apiñamiento sea fruto de un paladar estrecho, el ortodoncista puede planificar un tratamiento de ortodoncia interceptiva.
Este proceso solo se puede realizar en la infancia y su objetivo es corregir las anomalías de las estructuras óseas, así como guiar la erupción de las piezas dentales.
Con ello, se solucionan los problemas de maloclusión con origen esquelético de una forma sencilla y rápida.
Una vez que se ha corregido la posición ósea, el dentista puede pautar si es necesario un tratamiento de ortodoncia correctiva, que es la que se coloca en adultos.
Es preferible corregir los problemas de apiñamiento dental en la infancia para evitar un tratamiento más complejo en la adultez.
Ortodoncia en adultos
En el caso de adolescentes o de pacientes adultos, podemos corregir esta alteración con cualquier tratamiento de ortodoncia.
En función de sus requerimientos en cuanto a estética y precio, es posible elegir entre brackets tradicionales, transparentes u otros sistemas invisibles (Invisalign e Incognito).
Estos últimos son aparatos dentales muy elegidos por personas que no desean que nadie note que llevan aparatos dentales.


Tratamientos complementarios para una dentadura alineada
Además de los tratamientos de ortodoncia con los que estamos más habituados, los dentistas pueden recurrir a técnicas que facilitan el abordaje del apiñamiento.
Principalmente, estas prácticas son dos:
Exodoncias o extracciones
En casos de apiñamiento severo, el ortodoncista puede pautar la extracción de un diente -generalmente de cordales- para ganar espacio en la arcada.
La razón por la que se suelen extraer las muelas del juicio es que son dientes que no tienen una función específica en la boca.
De hecho, hay personas a las que nunca les llegan a salir, y no por ello tienen ningún tipo de inconveniente.
Una vez que se han extraído estas muelas, es posible obtener un resultado más óptimo gracias a la ortodoncia, ya que la dentadura tiene más hueco.
Stripping dental
El stripping es una técnica que también se combina con la ortodoncia y su fin es ganar espacio para las piezas.
El proceso consiste en pulir ligeramente los dientes, reduciendo parte de su anchura, para solucionar el apiñamiento.
Se trata de un procedimiento inocuo para las piezas y que no genera dolor, por lo que se realiza sin anestesia.
Una vez que el dentista ha obtenido el espacio interdental deseado, estos huecos se cerrarán gracias a la ortodoncia.
¿Se puede prevenir el apiñamiento?
Hay ocasiones en las que el apiñamiento no se puede evitar, sobre todo si se debe a causas hereditarias.
Del mismo modo, cuando un niño pierde sus piezas de leche, por ejemplo, debido a una extracción forzada por una infección, puede ser complicado evitar la incorrecta erupción de los dientes permanentes.
Sin embargo, sí que hay una serie de factores que pueden propiciar la aparición de dientes apiñados y que podemos evitar desde la infancia.
Como padres, debemos estar muy alertas y vigilar el desarrollo dentario de los hijos, así como de enseñarles hábitos saludables.
Dado que el apiñamiento secundario está motivado por costumbres desaconsejables, no está de más estar pendientes de ellas para modificar a tiempo estos comportamientos.
En este sentido, recomendamos:
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Realizar cuanto antes el cambio de biberón a vaso.
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Reducir, en la medida de lo posible, el uso del chupete.
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Evitar la succión del dedo pulgar.
Con el fin de detectar cualquier maloclusión a tiempo, la primera visita con el ortodoncista debería producirse a los 6 años de edad.
Recuerda que, como hemos explicado, en la infancia es más sencillo solucionar los problemas relacionados con el apiñamiento y la mordida.
La retención después de la ortodoncia: mantén los resultados
Por último, debemos darle la importancia que se merece a la fase de retención del tratamiento de ortodoncia para conservar los resultados de por vida.
Los dientes tienen memoria, y si nada se lo impide, volverán a la posición inicial que tenían antes de la ortodoncia.
Por tanto, la única manera de asegurarnos de que conservamos nuestra nueva sonrisa es utilizando los retenedores fijos y removibles.
El de quita y pon habrá que llevarlo durante todo el día justo después de terminar la ortodoncia, pero después su uso se limita a las horas de sueño.
Por su parte, el retenedor fijo es un fino alambre que se adhiere en la parte interna de los dientes.
No interfieren de ninguna forma con el día a día del paciente y resultan cruciales para evitar tener que repetir en el futuro el mismo proceso.
Y es que hay personas que, por no haber llevado un sistema de retención adecuado, han tenido que someterse a un retratamiento de ortodoncia.
Ahora que ya sabes de qué forma se puede corregir el apiñamiento dental, no lo dudes y comienza ya tu tratamiento.
Si simplemente deseas ampliar la información, puedes contactar con nuestros especialistas. Estaremos encantados de poder atenderte.
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