Como norma general, te podemos decir que los pacientes vuelven a comer con normalidad cuatro semanas después de la intervención.
En las dos primeras semanas, necesitan la ayuda de pajitas y jeringas para alimentarse.
Durante la tercera semana pueden empezar a tomar una dieta blanda basada en tortilla francesa, pescado, verduras muy tiernas, etc.
A partir de la cuarta semana, el paciente puede comenzar a incorporar los alimentos de su dieta habitual.
Sin embargo, es necesario destacar que los plazos dependen de cada persona y que debe ser el propio paciente el que valore si puede pasar a la siguiente fase de alimentación. Es decir, la persona no podrá incorporar el consumo de carne a su dieta si la comida blanda le sienta mal o le provoca molestias.