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Piorrea

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La piorrea o periodontitis es una enfermedad crónica de las encías. Es consecuencia de una gingivitis que no se ha tratado a tiempo y, por ello, ha continuado su progreso hasta derivar en otra fase más grave. Ambas enfermedades son fruto de una higiene dental deficiente, cuyos síntomas comienzan por un sangrado e inflamación de las encías, hasta terminar en recesión gingival, pérdida de hueso y caída de la pieza dental.

Cuando esto sucede, la única solución para volver a tener un diente es la colocación de un implante. Por consiguiente, la diferencia entre la gingivitis y la periodontitis es que la primera es reversible y afecta únicamente a la encía. La piorrea o periodontitis avanzada destruye de manera irreversible los tejidos que rodean el diente y, a medida que la infección se extiende, crea las llamadas bolsas periodontales.

Estas bolsas son huecos o depósitos que se forman en la zona subgingival -debajo de las encías- y que, a medida que la enfermedad se extiende, se van haciendo más grandes. De esta forma, cada vez hay una mayor cantidad de bacterias y agentes patógenos. Con el tiempo, terminan destruyendo los tejidos y comprometen la supervivencia de la pieza dental.

Para curar la piorrea es necesario someterse a un tratamiento periodontal, orientado a la completa higienización de la zona afectada y a la eliminación definitiva de todas las bacterias. Posteriormente, es imprescindible mantener unos controles periódicos (mantenimientos) para evitar la recidiva. En función de la fase en la que se encuentre, la periodontitis se puede clasificar en leve, moderada o grave.

Existen dos procedimientos para curar la piorrea según la fase:

  • Tratamiento periodontal básico

Consiste en realizar un raspado y alisado radicular para eliminar las bacterias. También se receta la toma de antibióticos.

  • Cirugía periodontal

Si la piorrea está tan avanzada que el procedimiento anterior resulta insuficiente, es necesario realizar una cirugía. Consiste en acceder a las bolsas periodontales profundas donde se encuentran las bacterias y a las que no se llega con el procedimiento básico. Hay casos en los que la destrucción ha sido tan importante que es necesario regenerar el hueso dental perdido.

Lo ideal es evitar que la enefermedad periodontal avance hasta este punto, y eso es posible a través de unas rutinas de higiene diaria adecuadas y a las revisiones anuales con tu dentista de confianza.

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