¿Qué es la periimplantitis de los implantes dentales?
La periimplantitis es una enfermedad que puede aparecer tras colocar un implante dental y se relaciona con una indebida higiene oral.


Los implantes dentales ofrecen una solución permanente a los problemas de la falta de dientes y son, en la actualidad, uno de los tratamientos con mayor índice de éxito.
Las garantías que ofrece esta intervención quirúrgica son fruto de los grandes avances en la técnica y la tecnología empleadas.
Así, en nuestra clínica contamos con equipamiento avanzado, como la cirugía guiada por ordenador o un escáner intraoral 3D para obtener un mejor diagnóstico.
A pesar de esto, como sucede con cualquier intervención médica, la colocación de implantes no está exenta de riesgos, siendo uno de ellos el desarrollo de periimplantitis.
¿Qué es la periimplantitis?
La periimplantitis es una patología oral susceptible de aparecer tras la colocación de uno o varios implantes dentales.
Se produce debido a la acumulación de placa bacteriana en los tejidos que rodean al implante.
Su principal consecuencia es la inflamación de la mucosa y la pérdida de hueso que rodea el tornillo de titanio, por lo que es importante abordarla a tiempo.
En caso contrario, es posible que se produzca el fracaso del tratamiento y sea necesario colocar el implante de nuevo.
La periimplantitis se engloba dentro de las llamadas enfermedades periimplantarias, siendo esta la más agresiva.
Su versión inicial, y por tanto más moderada, es la mucositis.
Podríamos decir que esta fase incipiente equivale a la gingivitis de las encías, mientras que la periimplantitis tiene un proceso similar al de la periodontitis o piorrea.
Así, la mucositis daña los tejidos blandos de la boca, mientras que su estado más avanzado afecta al hueso que soporta y sujeta el implante dental.
De ahí la importancia de detectar esta enfermedad cuanto antes, ya que el avance de la periimplantitis conlleva, en los casos más graves, la caída del tornillo y la corona dental.
Principales síntomas de la periimplantitis
Los principales indicios de que estamos desarrollando un problema de periimplantitis son similares a los de la mucositis, pero agravados.
Así, las zonas afectadas por la patología presentan inflamación, sangrado y supuración.
A diferencia con la mucositis, en este estado comienza la recesión de la encía y la pérdida de hueso.
La periimplantitis se relaciona con la aparición de placa bacteriana alrededor de un implante debido a la incorrecta higiene bucal
¿Qué posibilidades hay de desarrollarla?
Antes de nada, queremos aclarar que no todos los pacientes tienen riesgo de desarrollar periimplantitis, ni mucho menos.
No obstante, se trata de una enfermedad con una importante prevalencia si analizamos los datos publicados por la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA).
Según esta entidad, en estudios publicados en los últimos años, se ha observado una prevalencia de periimplantitis en el 28-56% de los pacientes y de 17-43% de los implantes.
Además, en el año 2012 se llegó a la conclusión de que en un periodo de 5 a 10 años tras la cirugía, el 20% de los pacientes podía desarrollar periimplantitis.
Parece un dato alarmante, pero es necesario destacar que es posible evitar esta enfermedad en muchos casos.
Para ello, es crucial conocer las causas que la provocan y las precauciones que deben tomarse antes, durante y después de la intervención.
Factores de riesgo
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Dado que la acumulación de bacterias y de biofilm oral son la primera causa de aparición de periimplantitis, la higiene bucodental tiene un papel esencial.
Por tanto, el primer factor de riesgo para desarrollar esta enfermedad es no contar con unas adecuadas rutinas de limpieza diarias.
El implante funciona exactamente igual que un diente natural, así que hay que prestar la misma atención o incluso más a su higienización.
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Del mismo modo, siguiendo con la explicación anterior, la mucositis precede a la periimplantitis.
Por ende, las personas diagnosticadas con la primera patología tienen mayor probabilidades de tener complicaciones relacionadas con la fase más avanzada.
Sobre todo, esto sucede si el paciente no se somete a un mantenimiento periódico supervisado por dentistas profesionales.
Un informe publicado por la SEPA en 2019 incide en que “la progresión de la periimplantitis es más rápida que la observada en periodontitis y se produce con un patrón no lineal y acelerado.”
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Además, esta sociedad asegura que también “existe evidencia sólida de un mayor riesgo de periimplantitis en pacientes con antecedentes de periodontitis grave.”
En caso de personas con enfermedades periodontales previas, resulta indispensable llevar un control odontológico cada pocos meses.
Tabaquismo: ¿provoca periimplantitis?
El hábito de fumar ha sido casi siempre un signo de alerta en cuanto a la salud bucodental, y con razón.
Sin embargo, siguiendo con la información que recoge el informe de la SEPA, “los datos que identifican el tabaquismo como indicador de riesgo potencial de periimplantitis no son concluyentes.”
Pero esto no quiere decir que no afecte de alguna manera al correcto desarrollo de una cirugía de implantes, sobre todo durante el posoperatorio.
Las personas que fuman tienen mayores posibilidades de sufrir un rechazo, es decir, una incorrecta cicatrización del mismo.
Por tanto, erradicar (o al menos reducir) el consumo de cigarrillos durante 8 semanas previas y posteriores a la intervención, minimiza en gran medida los problemas de los implantes.
Muchas de las causas que generan periimplantitis son fácilmente evitables cambiando nuestras rutinas diaria de higiene.
Cómo evitar la periimplantitis
Para evitar la acumulación de placa bacteriana que acaba originando la periimplantitis es fundamental cumplir dos condiciones:
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En primer lugar, la colocación de implantes debe llevarse a cabo por un implantólogo formado y experimentado.
No es lo mismo ponerse en manos de un dentista genérico que en las de un cirujano que tiene a sus espaldas una extensa carrera odontológica.
Es el caso de los doctores de Ferrus & Bratos, que ejercen su especialidad en exclusiva y han desarrollado una gran destreza a la hora de realizar este tipo de cirugías.
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En segundo lugar, es crucial que la persona siga las indicaciones recibidas por el profesional.
Estas instrucciones pueden variar según cada caso, por lo que deben ser personalizadas y estudiadas previamente por el especialista.
Sin embargo, hay una serie de pautas generales relativas a diversos aspectos que son aplicables a la mayoría de pacientes.
Siguiéndolas, hay altas probabilidades de evitar las enfermedades periimplantarias.
Higiene bucodental
Tal como hemos indicado previamente, es fundamental extremar la higiene de los implantes dentales.
Con el fin de mantener unas adecuadas rutinas diarias, resulta muy positivo complementar el cepillado con otros elementos auxiliares de limpieza.
El irrigador bucal, por un lado, funciona con un chorro de agua a presión regulable que elimina los restos de comida en los recovecos de la boca.
Por otro lado, los cepillos interproximales limpian la zona interdental -entre pieza y pieza- para que no se acumulen restos de comida.
Para finalizar, es conveniente que nos enjuaguemos la boca con un colutorio al menos una vez al día.
Limpieza dental profesional
Aun empleando los elementos que acabamos de mencionar, la higiene en casa no es suficiente para asegurar una óptima salud oral.
Por eso, es importante acudir a una clínica para que el equipo de higienistas dentales lleve a cabo una profilaxis.
Es el implantólogo quien debe determinar la periodicidad de estas consultas, que variará según cada paciente.
Generalmente, una persona que no ha tenido complicaciones periodontales acude cada 8 o 10 meses.
Sin embargo, pacientes que sí han experimentado enfermedades periimplantarias o periodontales previas, normalmente deben acudir cada 4 o 6 meses.
Revisiones periódicas
Las revisiones son cruciales para que el implantólogo pueda llevar un control sobre la evolución de la cicatrización y del implante dental.
En ocasiones, algunas personas no tienen la constancia necesaria para que su seguimiento sea el correcto, siendo esto un riesgo innecesario.
Estas consultas permiten al profesional evaluar el estado de los implantes, valorar si el proceso de osteointegración es normal y advertir posibles riesgos futuros.
Por eso, ignorar las revisiones pautadas implica que los peligros se pasen por alto y que las complicaciones se detecten en fases avanzadas.
Como en cualquier otra rama de la Medicina, en Odontología, un diagnóstico tardío empeora el pronóstico.
Ahora que ya sabes las causas que están en nuestra mano descartar, tendremos muchos menos motivos para no preocuparnos por las enfermedades periimplantarias.
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